Al sur del sur

diciembre 23rd, 2008 § 0 comments § permalink

Es un tema delicado, pero las cosas hay que hablarlas para suavizarlas y entenderlas. Mi amiga Cat, una gringa que ni loca se deja tocar más que en la zona “apropiada”, dice que nosotras las cubanas no tenemos pudor y que al sur del sur hay una vía de un solo camino, una salida absoluta. Yo le digo que no es así, que nada en esta vida es absoluto (palabra abarcadora e infinita que no conviene abusarla). Le digo además qué uno no debe hablar de lo que no conoce. [¡Oye! Al menos que lo pruebe antes de renunciar así tan despavoridamente ya que bien hecho puede ser memorable]. Ella dice que no, no y NO y que sus amigas del gimnasio y de New Jersey (quienes tampoco lo han si quiera intentado) la respaldan. Lo consulté con otra amiga muy ocurrente y divertida -menos de ella no esperaría-, me urgía escuchar la versión cubana acerca de este asunto. Ella dice que es falsa mojigatería y que todas las mujeres del mundo lo han probado. Diferencias culturales notables entre las versiones de la recatada y la exagerada. Mis dulces sugerencias a Cat y sus amigas del gimnasio y de New Jersey, que aunque no las conozco las quiero como hermanas que somos todas las mujeres: En el amor todo es válido, cuestión de adaptarse, de encontrar el Ying y el Yang, entregarse sin prejuicios, de la pareja ayudarse a entender este cuerpo complejo y maravilloso otorgado por los dioses, aprender de lo que no funcionó con otro y probar nuevamente de manera más ingeniosa aún con la que tienes ahora… y muchísimo más. Pero no, no, NO, es una respuesta cobarde de mujer que cuando deja a sus hijos en la escuela, como método de entretenimiento se va a Target de compras, o a mirar vidrieras -que es peor; ella tiene un reloj uterino que suena cada jueves avisándole que es el día que le toca complacer a su hombre- día elegido fríamente porque apunta al fin de semana, esa pequeña dosis de sexo por cumplido, que en su mente meticulosa es suficiente para mantener el balance de su matrimonio.

El efecto Constancia

diciembre 22nd, 2008 § 2.257 comments § permalink

Constancia, o Constance, que en realidad es su verdadero nombre pero a mí me cuesta un montón pronunciarlo, es sin mentir o exagerar la mujer más cercana a los dioses que he conocido. Aunque si ella se entera que la admiro de esa forma, sin pensarlo ni un instante me desmentiría por completo y tal vez hasta trataría de desasociarse de mí. Bueno, exagero, pero así de humilde es y considera que es el universo el que se encarga de las buenas acciones que sin duda, es ella quien las organiza y las realiza.

Desde hace cuatro años fundó y abrió las puertas del refugio de mujeres del que hablo a menudo. Sus incansables esfuerzos (y el de su equipo) para rescatar, ayudar y mejorar la vida de mujeres que se encuentran en las más graves condiciones, por decir algo pero no todo, pues sería imposible, son de una belleza fascinante. Hay tanto que aprender, tanto por que luchar, y yo he tenido la suerte de trabajar de la forma más directa con alguien que entiende el sistema, que conoce la vía rápida a una ayuda verdaderamente efectiva y eficaz. Esta mujeronga se las sabe todas, no se le escapa una, le encuentra las cinco pata a todo gato que le pase por delante. Y lo más importante, genera esa necesidad de ayudar y resolver en todos los que cruzamos su camino. El efecto constancia funciona de la siguiente manera, si alguien sostiene una conversación con ella por más de cinco minutos, con certeza se engancha a la misión, de una forma u otra.

El sábado pasado realizamos una fiesta en el patio del refugio. A Constance se le ocurrió, con motivo de las celebraciones de fin de año, hacer algo especial para los niños y para las madres embarazadas de Overtown que no siempre tiene acceso a los cuidados médicos tan necesarios. O sea que, se organizó una especie de feria de salud donde participaron varias clínicas y repartimos regalos a los niños. Logramos que nos donaran más o menos mil juguetes, los refrescos, libros, lápices de colores, marcadores, plastilina, juegos de vídeos, decoraciones festivas, trajes de Barney y Elmo, etc. Las recién graduadas como ayudantes de cocina prepararon el almuerzo. Con la indispensable ayuda de varios voluntarios manejamos la fiesta, hasta unas queridísimas estudiantes de arte de FIU pintaron a más de trescientas caras e inventaron manualidades festivas para todos los niños. Una de las maestras de mis hijas llegó a leer historias infantiles.

Entre tantas actitudes y aptitudes que admiro en esta diosa, me sorprende que en medio del gran compromiso que es llevar el refugio, recaudar por todos lados posibles donaciones, estar pendiente de la salud y el bienestar de las huéspedes y todo lo que abarca un lugar como el Lotus House, que Constance esté pendiente de las fiestas, y del los niños del barrio, que cuando llegue el 25 tal vez no tendrán regalos, y se zumbe a (con un presupuesto mínimo) organizar una fiesta por todo lo alto para esos niños que tal vez esa será a la celebración más grande que asistirán en todo el año y esos regalos que dimos serán los únicos en esta Navidad. Terminó siendo una fiesta maravillosa, en un caos delicioso, y ni un niño se fue a casa con las manos vacías… aunque casi, porque no quedó ni un juguete.

Estas son algunas de las imágenes del sábado:

La pasión que ciega la razón

diciembre 15th, 2008 § 0 comments § permalink

Ya culminado con las últimas páginas de En Busca Del Tiempo Perdido, llego a una conclusión acerca de un tipo de mujer que abunda en el planeta, aunque en lo personal no conozco a suficientes como ellas; se trata de el caso de Odette, y la conclusión es que hay mucho que aprender de ella, en su medida claro. Odette es la enamorada del aristócrata Swann. Es una mujer que no es precisamente fina o hermosa, no tiene grandes calificaciones de inteligencia, no posee riquezas o una amplia educación, y para colmo es desastrosa al tocar el piano (un terrible defecto para los tiempos). Además se prostituye de una forma, digamos delicada. Pero hay algo en ella que hace que Swann la ame con todas sus fuerzas, aún a sabiendas de todo aquello que carece, y es que Odette se le resiste, no le corresponde del todo, o al menos como él desearía, no hace su voluntad, es misteriosa, da la impresión de interesarle otros hombres, convirtiéndose en el símbolo de la infinita conquista. Es su virulencia lo que la hace más atractiva de lo que realmente es.

De modo que Swann se va consumiendo por los celos, mientras ella, inteligentemente, se va alejando cada vez más, causando en él un aferro y una obsesión incontrolable. Me causa especial atención que él, al no saber lo que Odette hace durante las horas que no pasan juntos, y que ella no le permite bajo ningún concepto ser interrogada, sólo consiga pensar en ella de manera obsesiva, y hasta la justifique por los actos de infidelidad en los cuales él llega a imaginarla, y que ciertamente no se equivoca.

Según la historia va avanzado, comienzo a perder la paciencia con Swann, quien poco a poco va perdiendo su identidad y hasta su personalidad por causa de este amor que no le corresponde. A partir del momento en que él deja su vida a un lado para pertenecer a la vida de Odette, vida que a él no le llena ni se asemeja a la exquisitez a la cual está acostumbrado, para en cambio acudir a fiestas de poco prestigio y reuniones de los más allegados a Odette, gente definitivamente cuestionable, comienzo a sentir rabia por ambos, Swann y Odette, pero no puedo dejar de reconocer que la audacia de ella me desploma inesperadamente, de manera incurable, pues en algún momento todas hemos querido ser como Odette, y que esa persona que tanto estimamos nos considere como lo imposible, y que nos convirtamos en la búsqueda de lo inatrapable. Sin duda una propuesta llamativa.

Swann, como tantos otros hombres se obsesiona con la conquista, y es ahí donde está el secreto chicas, mantener la relación en una batalla no ganada del todo, sin resolución definitiva, así sea por apenas unos puntos. Privarlos un poco de nuestras atenciones, así cuando estemos en sus brazos sepan apreciarnos mejor y encontrar en nosotras un efímero momento que tal vez más tarde en el mismo día no se repetirá. Hay que probar estas medidas, y ver si con el tiempo nos sentimos como Odette, que segura de que Swann regresaría cariñoso y sumiso, se acostumbró a no temerle cada vez que se alejaba cuando ella le negaba algo que el deseaba. Otra buena lección. A veces hay que decir no, por pura inteligencia, para causar en ellos un cierto desbalance.

La otra conclusión a la que llego es que la mujer no ha de ser un trofeo en particular, ni la más bella, ni la más inteligente, ni la más talentosa. Todas, sin excluir a nadie somos hermosas a nuestra forma, lo que hay es que encontrar lo que nos hace interesantes, y el tipo de hombre que se sienta atraído con esos atributos. De manera que si somos nosotras las obsesivas, no podemos esperar a que un hombre se comporte como Swann.

Sin necesidad de llevar las cosas al extremo de Odette, se podrían aplicar algunas de sus técnicas: La más importante, un poco de misterio, un poco de intriga no vendría nada mal, pues a veces son las mujeres pérfidas las que saben conquistar la estima incondicional de un hombre.

Tres tetas

diciembre 12th, 2008 § 0 comments § permalink

No estaría nada mal. ¡Qué divinidad! Un fenómeno delicioso que a la vez podría resultar práctico y justo a la hora de amamantar… y todo lo demás también, obvio. Por ejemplo, mis hijas nacieron una atrás de la otra, así que por lo general las dos mamas se la pasaban ordeñando, y alguien siempre quedaba fuera. Los hombres se ponen muy celosos cuando damos pecho, y no es para menos, de repente lo que era de ellos en su totalidad, deja de serlo y con tremendas leyes y horarios y fechas en el calendario, porque si hay alguien a quien tenerle pánico es a un recién nacido con sus elaboradas demandas. Ellos, los hombres, probecitos, nadie los prepara para lidiar con esa pérdida mamaria, es que ni una misma se imagina cómo van a ser las cosas. Ahora, si en vez de dos fueran tres, todos, por lo menos en mi casa, podrían satisfacerse sin robarle el turno o la leche a nadie. Claro que, como todo en esta vida, una rareza tan celestial causaría asperezas hasta en los mejor llevados. La glotonería mental y la avaricia física de los hombres se volverían insoportables, y como la mayoría de ellos suele achantarse después de ganada la conquista, a la larga podrían olvidar que un pecho más es una zona más que requiere ser trabajada debidamente. Nuestras exigencias también serían de madre. Y qué creídas nos volveríamos (ellos con menos que nosotras). ¡Uf, qué guerra! No por ser feminista ni nada por el estilo, pero tres testículos no tendrían el mismo uso y efecto- nos resultarían tal vez dos de más. Bueno, no generalizo, lo digo por mí que con uno del tamaño de dos me bastaría. Quién sabe, por ahí los hay que a lo mejor prefieren un inmenso pechugón que esa bobería de dos, o el ostento de tres. Habría que preguntárselo a ellos.

Divorciadas: las solteras más felices

diciembre 8th, 2008 § 0 comments § permalink

A veces me quedo perplejas con estas divorciadas de la modernidad, del ya no tan nuevo milenio. Una amiga que hace unos meses se separó de su marido y recientemente se divorció, está como nueva. Sencillo, ya no lo quería y realmente nunca lo había querido como pareja, la excusa de la gran mayoría de las divorciadas. Lo dejó con casa, muebles y hasta su perro de cuando era soltera, y a duras penas se llevó a su hija de apenas 3 años. Éste, para castigarla, le compró una casa y un carro de un cierto lujo, se comprometió en pagarle una manutención de $4,000 al mes y ocuparse de otros costos, como la escuela privada que ella aspira que su hija atienda hasta que se le terminen los estudios, clases de ballet, de piano, pasajes de viajes y cualquier otro fausto deseo de una madre moderna. Además le ha prometido una niñera hasta que la pequeña cumpla trece años, y compartir la custodia a tres días en su casa y cuatro en casa de ella. En fin, no me queda claro quién dejó a quién. Han pasado seis meses y Sol ahora tiene un novio que es un entrenador mulato tatuado de pies a cabeza, que la visita todas las noches y antes de que amanezca desaparece, para que la pequeña no se entere (eso me parece bien). La trata como una reina, le da lo que ella quiere, que aparentemente es un sexo complicado, no le exige absolutamente nada, no desea casarse ni tener hijos con ella, gesto que milagrosamente Sol agradece porque las madres solteras por lo general buscan padrastro desesperadamente.

Su madre en cambio se opone a la felicidad de su hija. Una felicidad que para ella es por completo incomprendida, pues durante su juventud y en realidad a lo largo de su vida, se ha dedicado a satisfacerse únicamente a sí misma sin el menor titubeo, sin plantearse por un segundo las consecuencias, si ese chico veinte años menor que ella, y hasta menor que sus dos hijos, sea un buen padrastro o una buena persona. O si hablar constantemente de sus hazañas durante los años sesenta y la libertad con la que se desenvolvía en todo momento, incomode a sus hijos cada vez que vuelve a contar esas gastadas historias. Las madres siempre quieren lo mejor para nosotras, una vida superior a la de ellas, el marido perfecto, si es judío mejor aún, a pesar de que ella le llevara la contraria a su familia casándose con un hombre católico. La historia se repite una y otra vez, las madres aprenden de sus errores, entonces nos imponen sus aprendizajes para que no suframos, para que no malgastemos el tiempo con un degenerado, para no ponernos en situaciones embarazosas como tantas veces ellas lo habrán hecho, pues de eso se trata la juventud. Pero no se puede olvidar que esos errores han sido la vida, y cada cual debe vivirla a su modo. La vida de principio a fin es un error constantemente, y después en la memoria uno va justificando, ajustando, editando los diferentes compartimientos y con eso basta, esas son nuestras lecciones, no las que nos imponen nuestras adorables madres, que pueden llegar a empujarnos a tomar decisiones que luego para zafarnos tenemos que cometer un montón de errores, a veces irreparables, y hacer sufrir en el proceso. ¡Oh Dios, lo que me espera con mis hijas!

En lo personal, no creo en el divorcio como primera instancia. Creo en las pruebas que nos impone la rutina, en el desamor como desafío a reconstruir lo perdido. En las ventajas del amor que renace con el tiempo, en la complicidad de los años. Pero si no te gusta tu pareja, ni en la cama ni en la mesa durante la cena, lo mejor es separar bienes de la manera más civil y tratar de elegir mejor la próxima vez, sin nunca olvidar que las que ya tenemos hijos no escogemos primero para nosotras, sino al revés, o como Sol, que prefiere ser una divorciada deseada y sin compromisos a partir de las 10 pm hasta las 6 am.

Asexual, a propósito de…

diciembre 5th, 2008 § 0 comments § permalink

Hace un tiempo atrás, cuando era más joven, digamos hace 12 años, una compañera de clase, al enterarse que salía con un chico que era muy amigo suyo de antaño, y de quien sus preferencias sexuales aún no quedaban claras, me dejó estupefacta cuando con gran asombro me confesó que nos creía a los dos asexuales y lo menos que se esperaba era sabernos juntos. Es duro que alguien te diga así sin rodeos que tienes cara de que no follas, en especial porque las malas caras usualmente son asociadas con el no follar. Al final como buenos asexuales que éramos no llegamos muy lejos en todo el tiempo que salimos de novios, aún cuando charlábamos acerca del tema constantemente. Tal vez mi amiga tenía razón, antes de esa relación había pasado una buena temporada sin el menor apetito genésico, hasta el punto que se me había olvidado por completo el asunto. En efecto, era asexual y ni siquiera lo sabía, pero la verdadera razón era muy otra. Para empezar, normalmente voy atrasada en todo, de cinco a ocho años. Es decir que a los veintitrés yo estaba de quince o cuando mucho dieciocho. El sexo era una especie de deleite ambiguo e incomprendido por mi parte, y lo que era muy regular para mí terminaba siendo extraño para los que me rodeaban. Por otro lado, esa especialidad francotiradora de atraer sólo y exclusivamente a (como decían mis amigas) hombres raros o indefinidos y sin etiquetas (como algunos de ellos se hacían llamar), era la explicación más acertada de aquella falta de serios deseos físicos. Era más bien una asexual incomprendida. Algo similar me sucedía cuando fumaba la hierba de mis amigos, convencida de que desde ese día en adelante fumaría a diario y a toda hora y hasta me compraría mis propios gramos; pero la rutina “anti-todo” que me atrapaba terminaba siendo una plaga incurable. En todo caso los defiendo, a los permanentes y a los parciales que zigzaguean entre la lujuria y la abstinencia, que era más o menos mi caso. No sé cuál es el problema con los asexuados, no es precisamente una enfermedad, simplemente la práctica de otro tipo de orientación sexual. Para algunos, como yo, seguía un régimen de extremada frugalidad, y luego, como siempre que una rompe dieta, comía hasta por los codos. Entonces al final, cuando sacaba cuenta y balance, la caja estaba al día.

Hipocondriasis, divino padecer

diciembre 4th, 2008 § 0 comments § permalink

No hay nada más alentador, más romántico, más normal y predecible, más viril y seductor que un hombre hipocondríaco. Yo los amo y sin ellos no puedo vivir. La hipocondría es una muestra de gran estima personal, de fuerza y vigor, de valentía, de una seguridad en sí mismo por completo deslumbrante. Los síntomas se miden de acuerdo al nivel de hombría, mientras más macho, más fuertes son las dolencias. Los que niegan serlos es un acto en sí hipocondríaco, e indica que próximamente lo serán, y si no llegan a serlo, para mí son sospechosos, pues aún no he conocido a ningún hombre que no lo sea. Que en seguida que una se sienta con síntomas, los de ellos escalen y sean más notables aún, de una cierta rareza no encontrada en ningún informe médico en la clínica, en la internet o en el libraco de medicina que los hombres acostumbran a tener en la mesita de noche y es como una especie de Biblia que responde a los enigmas de los más perturbadores y desconocidos padecimientos.

A menudo los hombres sienten síntomas físicos inexplicables, experimentan raras erupciones e incógnitos dolores. El mismo Moliere los encasilló en su comedia El Enfermo Imaginario, donde el personaje principal, como tantos hombres que conozco, era un esclavo de sus malestares. Algo que a mí en lo personal me parece atractivo y un peculiar modo de seducir a una mujer. Es un desorden que aflige al hombre y que sólo una mujer puede “comprender” cuando el enfermo, atrapado en su pánico se convalece en su estado más puro, y que se mejora tan pronto los niños se duermen, comienza el partido de pelota, telefonea un amigo para ir al bar, o recuerdan que existen el porno gratis.

En conclusión, un hombre hipocondríaco es un hombre inofensivo y con certeza lleno de salud. Así que si te encuentras con uno, no lo dejes ir. Cada especie con su cosa, ellos son hipocondríacos y nosotras histéricas, y de eso si que hay para hablar rato.